Has decidido bajar un par de kilos. Te has comprometido, estás decidido, realmente estás emocionado por empezar este viaje. El primer día es pan comido, pero a medida que pasan los días, cada vez es más difícil seguir la dieta y, lo peor de todo, la balanza no parece inclinarse a tu favor. Entonces, ¿qué sentido tiene? Te das por vencido y decides volver a dar rienda suelta a la comida basura.
No estás solo, todos hemos pasado por eso. Por eso hoy vamos a repasar los errores más comunes que solemos cometer cuando nos ponemos a "dieta" y cómo aumentar nuestras posibilidades de éxito. Y si te preguntas por qué escribimos "dieta" entre comillas, es porque el primer error es pensar que es una "dieta". En el momento en que dejas de verlo como algo que TIENES que hacer para perder peso y empiezas a verlo como una elección de estilo de vida para mejorar tu bienestar general, las cosas empiezan a cambiar a mejor.
Si actualmente te estás centrando en hacer algunos cambios en tu estilo de vida, especialmente en tus hábitos alimenticios para perder un poco de peso, es muy interesante conocer un poco más sobre cuáles son los principales errores que pueden hacernos perder el foco:
Seguir una dieta desequilibrada y poco adecuada: Algunos de los principales expertos en nutrición y dietética destacan la importancia de ajustar la dieta en función de las necesidades energéticas de cada persona.
Esto es así, porque alguien con un trabajo físicamente activo, como un camarero o un trabajador de la construcción, probablemente tendrá unas necesidades dietéticas diferentes a las de alguien con un estilo de vida más sedentario, como un trabajo de oficina.
Por lo tanto, podemos encontrar información increíble en Internet para entender mejor la nutrición, pero si estamos realmente comprometidos con un estilo de vida más saludable, tenemos que entender realmente nuestro cuerpo, los requisitos y la salud en general. Una consulta con un nutricionista es siempre una gran idea.
Eliminar alimentos que en realidad son saludables: Hay muchas personas que eliminan alimentos de su dieta pensando que esos alimentos engordan más. Esta es una mala decisión, ya que en realidad no hay nada "prohibido", por supuesto hay que limitar los alimentos poco saludables como la bollería industrial, la comida basura o rápida y los alimentos muy fritos o grasos.
Por ejemplo, se suele eliminar el consumo de ciertas frutas (como el plátano o el aguacate) porque se piensa que son muy calóricas. Sin embargo, sus beneficios nutricionales superan con creces su supuesto alto aporte energético. Además, el aguacate es muy rico en grasas saludables y los plátanos aportan energía y magnesio.
Así que no te estreses tanto, puedes comer de todo, con moderación.
Dietas milagrosas: Se basan en propuestas absurdas e ideas pseudocientíficas como, por ejemplo, qué alimentos tomar según nuestro horóscopo o, incluso, nuestro grupo sanguíneo. Algunas de estas dietas milagrosas incluso "prometen" una rápida reducción de peso aunque esto, realizado de forma sana y saludable, es casi imposible. Estas dietas pueden ser efectivas en términos de pérdida de peso inmediata, el problema es que la gente tiende a recuperar el peso inmediatamente y también su salud se pone en gran riesgo.
Dietas disociadas: Se basan principalmente en que no se deben combinar los hidratos de carbono con las proteínas en las mismas comidas y, por otro lado, no limitan la cantidad de grasa que se puede consumir. El resultado es un aumento del colesterol, desequilibrios nutricionales, aumento de peso por el alto consumo de alimentos grasos y graves problemas de salud.
Dietas restrictivas: Sin duda, este tipo de dietas son las peores, ya que abogan por limitar las cantidades. Es decir, cuantos menos alimentos, supuestamente, más delgados, y es imprescindible contar las calorías que ingerimos diariamente. Es cierto que para adelgazar hay que consumir menos calorías de las que se queman, el problema es que la gente exagera mucho la restricción calórica.
El resultado final es muy peligroso, ya que el cuerpo pasa por un ayuno de varias horas de forma constante, lo que se traduce en ataques de hambre, que favorecen el abandono de la dieta y el aumento de peso (efecto yo-yo). Lo más peligroso, además de lo anterior, es la eliminación de ciertos grupos de alimentos, lo que puede provocar problemas de salud.
Consejos para que tu dieta no falle
Además de intentar seguir la dieta que nos ha indicado nuestro dietista, debemos prestar atención a aquellos otros errores que pueden influir negativamente en que la mantengamos correctamente. Con unos pocos retoques llegaremos muy lejos:
Evitar pesarse todos los días: Aunque es algo tremendamente tentador, y que realmente puedes hacer en unos segundos, es un completo error. ¿Sabes por qué? Fundamentalmente porque si nos subimos a la báscula todos los días acabaremos por no ver la evolución, por lo que tenderemos a dejar la dieta pensando que no está sirviendo para nada. ¿Lo mejor? Intentar pesarse cada 15 días.
Aléjate de las dietas milagro: Olvídate de esas dietas que te aseguran que vas a perder mucho peso en muy poco tiempo. Además de ser imposibles, es bastante probable que no estén bien equilibradas, y puedes sufrir déficits de proteínas, hidratos de carbono, grasas o proteínas.
No te saltes ninguna comida: Es un error muy común pensar que al saltarnos una comida tenderemos a perder peso más rápido. Por el contrario, si nos saltamos una comida (especialmente el desayuno o la cena), lo único que conseguiremos es ralentizar nuestro metabolismo, por lo que nos costará mucho más perder peso.
Practicar ejercicio físico con regularidad: El ejercicio físico es fundamental, sobre todo para evitar el sedentarismo y tratar de mantener un estilo de vida lo más activo posible. Basta con caminar, ir en bicicleta, correr o nadar al menos 30 minutos cada día.
No es una carrera
Como vemos, aunque es muy común y normal cometer errores a la hora de hacer dieta, saber cuáles son e identificarlos nos ayudará de forma muy positiva a evitarlos. Y recuerda algo fundamental: la pérdida de peso debe hacerse de forma progresiva y gradual en el tiempo. Es muy importante tener paciencia y mantener la constancia, al fin y al cabo, de lo que se trata es de vivir lo más sano posible para sentirse bien.